Rafa
Invitado
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17 marzo, 2017 a las 15:36 #3816

Me ha encantado la última parte Alex !!!

Muy relacionado con esto, además de no Juzgar a los demás, como se dice en Mateo 7 hablando sobre esto, también en Mateo 7 se dice esto otro:

«No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.»

El reino de los cielos, es aquí y ahora; el que hace la voluntad de mi Padre que esta en los cielos, es el que cambia sus hábitos, en pro de su propia armonía, la de los demás y busca la verdad. No el que hace lo que su maestro dice, sin más, sin resolver las dudas que presenta la enseñanza con este; la armonía comienza con el dialogo fluido y sincero de nuestras propias limitaciones a las personas adecuadas a las que les hemos dado permiso, al maestro en su caso.. (como yo lo veo en Aikido este dialogo se da en el propio entrenamiento físico/respiración/mental). Si no seremos agraciados con un camión de disciplinas para hacer: duros entrenamientos, largas meditaciones… movidos por el orgullo de creer que controlamos algo e incluso alargar en el tiempo esa gratificación temporal que da el conseguir cosas, que están muy bien en los casos que describo, pero nuestro cuerpo/mente no siempre las podrá realizar del mismo modo, y no te dan el conocimiento de la verdad, la felicidad que es invariable en tiempo y espacio. Lo que no significa que no haya que dar el 100% de nosotros en cada caso, y por supuesto cuidar el cuerpo/mente, equilibrada y proporcionalmente; ya que para llegar al conocimiento de la verdad se necesita esfuerzo, fuerza interior y experiencia, espacio, gracia y la enseñanza adecuada.
De este modo nos alejaremos de esas actitudes dañinas para nosotros y para los demás en nombre de la pertenencia a un grupo.

Y es que ya pertenecemos a un grupo único y sin atributos que en nuestra cultura se llama Dios. Para el que lo llama Tao, se dice que el Tao que puede ser nombrado no es el autentico Tao, etc… Algunos se dirigen a Él por características físicas: vibración o amor cuya sustancia/esencia es una también única: Dios. Como la piedra que es piedra pero el escultor ve la forma de un caballo, y crea un caballo de piedra (nosotros, el mundo..), la forma y la piedra son lo mismo pero nosotros no tenemos ese conocimiento de nosotros ni del mundo, para ello hay que pasar muchas etapas, si se quiere hacer ese recorrido, aceptar nuestros traumas y glorias, y los de los demás… conforme a una enseñanza estructurada, dependiendo de cada uno, y que no todos tenemos porque conseguir acabar, cada uno se quedará o llegará donde sea. Como yo lo veo Aikido nos ayuda en estas primeras etapas de inspiración y cambio de hábitos, en mi caso particular de pasar de la euforia temporal, al abatimiento temporal, Aikido me ayuda a recobrar la neutralidad y el equilibrio cada vez más constantes.

Feliz día y feliz fín de semana a tod@s !!! Jóses, Pépes, Padres, hijos… 🙂

Rafa