Alvaro
Invitado
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25 abril, 2017 a las 17:07 #3857

Hola Rafa

Muchas gracias por el texto y el esfuerzo en su elaboración. Es mucha información y requerirá varias lecturas por mi parte.

Reconozco que a nivel personal siempre he sido un chico hiperactivo de pequeño (incluso a veces de mayor también), lo que a veces me generó cierto déficit de atención. Curiosamente desde que comencé a practicar Judo hace casi ya 35 años (y después otras artes marciales como el Aikido, aunque mucho menos tiempo), todo cambió (no inmediatamente como la gente piensa, sino con el paso de muchos años).

Igual que la gente que es religiosa tiene diferentes formas de orar, yo he tenido la oportunidad de experimentar diferentes formas de meditar o de concentrarme para suplir la carencia de atención que te comentaba antes. Puedo decir que sigo en ello, porque cada día descubro formas nuevas. Pero es curioso, porque todas ellas suelen pasar por un estadío similar y es conseguir “salirte del cuadro”, salir de tu piscina y conseguir ver los dibujos y mosaicos que tienes en el fondo, que eres incapaz de ver mientras nadas y buceas en ella (valga la metáfora). Lo que ocurre es que cada vez descubres nuevos detalles y formas (unos mejores, otros peores) que te hacen sentir cosas nuevas. Esas sensaciones a su vez podrían ser de desánimo o de autocrítica y es donde, de nuevo, es importante la concentración y la paciencia, para volver a poner el dibujo en su sitio y la distancia y el enfoque correctos.

Practicando artes marciales me ha pasado personalmente lo mismo, la concentración me ha hecho ver los errores, carencias, etc. que a veces (no siempre) han activado la autocrítica y con ello la angustia o el agobio. La ayuda de la meditación, de la consecuente concentración y la perspectiva fuera del cuadro, ayudan a esculpir los errores, rebajando la ansiedad. En definitiva, es una onda sinusoidal, como una ola del mar, que sube y baja. Personalmente no veo la meditación como un proceso lineal, constante o siempre de “paz”. Al contrario, lo veo como un proceso vivo, dinámico, constructivo, que efectivamente funciona mejor cuando uno está en paz consigo mismo, pero que puede traer una ola de sensaciones y pensamientos que avanzan, suben y bajan… Y ya sabes que yo de olas sé mucho J como monitor de vela J.

Gracias de nuevo. Un abrazo

Álvaro